El afán de poder.
El afán de lucro.
Hoy el poder se define como la posesión o el nivel de control de un triple recurso:
La burocratización de las instituciones y la falsa democracia
La organización provoque una separación entre los que ejercen la toma de decisiones y los que las soportan, pone a los segundos a discreción de los primeros y acentúa, de ese modo, la presión de los que dirigen sobre los que ejecutan. La burocratización implica de hecho que los problemas se resuelven siempre de arriba abajo. Que quién los puede resolver es un técnico especialista. Que en el funcionamiento prevalece la norma, la ley, el reglamento, sobre el espíritu que la fundó. Y que la persona se convierte, en este engranaje, en un “funcionario” que no puede ni debe pensar ni dirigirse con iniciativa personal propia.
Un mecanismo de legitimación de un poder que en realidad sólo es ejercido por cada vez menos personas en instancias que para nada son controladas por el pueblo al que llaman soberano.
Es esta tal vez la violencia más brutal de todas las vistas hasta ahora porque es la que se ejerce sobre la conciencia de las personas, es decir, sobre la base de su pensamiento y su conducta moral. Los medios de comunicación de masa son los grandes formadores de la conciencia de nuestro tiempo. Son anteriores, simultáneos y posteriores a la labor de todo el sistema educativo formal. Pero además son los casi únicos agentes formativos para la gran mayoría de la humanidad que no ha accedido ni accederá a este sistema educativo.
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