La corrupción es la madre del narcotráfico, del tráfico de personas, asesinatos, de la inseguridad, por citar algunas de las aberraciones.
Para lograr un Orden responsable basado en el respeto de las personas vistas como sujetos y no como objetos de consumo, es indispensable estar gobernados por dirigentes con autoridad moral, sostenido por el acompañamiento de una sociedad con verdadero sentido ciudadano, que implica ser responsables y hacerse cargo de nuestras propias conductas, una sociedad que opte por la no violencia, no a las drogas en definitiva no a la corrupción.
Hoy son muchos los que permiten los actos de un grado de inmoralidad superior a cualquier época vivida.
Esto no se modifica solamente con una aspiración de deseo, o quedándose en la crítica la que suele resultar cómoda y se termina repitiendo aquel discursito, de que “nada podemos hacer, son todos iguales, son todos ladrones, tienen todo el poder…etc.etc”
A esto debemos responder: ¡sí, podemos hacer!, ¡no son todos iguales!, ¡no son todos ladrones!, y ¡no tienen el poder si nosotros no se lo damos!.
Pensemos en que el poder del dinero tiene sus límites.
Porque la dignidad de todos aquellos que honramos la vida, es mas importante que todo el dinero del mundo.
La dignidad no se vende, por nuestros hijos, por nuestros nietos y en definitiva por la humanidad.
Es por eso que no basta solamente con ser bueno, sino que en la acción cotidiana debemos ser intransigentes, con aquellas acciones que perjudiquen a los demás, con aquellas omisiones o la aceptación silenciosa sobre hechos que sabemos, conocemos y permitimos que sucedan, porque por mas que nos consideremos buenas personas, terminamos siendo cómplices de los corruptos, “esto es empoderarlos”.
Aunque en apariencia no parezca, la situación dada las condiciones, se empeorará, la inseguridad vista desde todos los puntos, se agrava. Por lo tanto es necesario no caer en el facilismo de hacerse eco de aquellas expresiones, tales como: “¡hay que matarlos a todos…!”, “¡ hay que pegarle un tiro en la…!”, porque ésta lógica de pensamiento es la que favorece a los corruptos inmorales, que no apuestan por la vida, sino que apuestan a sus propios bolsillos.
Berta Núñez
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